18.10.10
Grifo termostático. La ducha placentera
La principal ventaja es que la temperatura y el caudal de agua se mantienen constantes.
En nuestra ajetreada vida, cada vez nos permitimos menos placeres y más obligaciones. Antiguamente el momento del baño, era un lujo y un placer: Los romanos hicieron del baño público un agradable acto social, Cleopatra pasaba horas en su hidratante baño de burra de leche y los cristianos de la reconquista, incluida Isabel la Católica, lo convirtieron en un acontecimiento celebrado una vez al año, eso sí, cuando volvían de las cruzadas...
Sin remontarnos tan lejos, nuestros abuelos, se bañaban poco, pero cuando lo hacían era un momento relajante y dulce...
El ser humano tiene esa manía de auto fastidiarse y a lo largo del siglo 20 se empeñó en convertir un placer de toda la vida, en una obligación... Por eso, hoy día, la ducha diaria no tiene ese matiz de ”momento paraíso”, que durante tantos anuncios nos quiso concienciar la marca FA, con sus famosos “limones del caribe”.
La ducha rápida se ha impuesto, pero no significa que no podamos hacer de este mini momento un placer con el que empezar el día.
Para ello, cada vez son más las personas que instalan en su ducha o bañera un grifo termostático:
La temperatura del agua es clave para disfrutar de una ducha o un baño confortables. Con los grifos clásicos, el calor deseado se obtiene abriendo y cerrando los grifos del agua caliente y del agua fría para regular la válvula interna que mezcla los dos caudales.
Con los grifos termostáticos el mismo proceso exige un solo gesto, ya que la temperatura se elige mediante un preselector con escala de grados. Este sistema nos permite ahorrar tiempo y ganar en comodidad. Con independencia de que alguien abra otro de los grifos de la casa, la temperatura permanece estable y lo mismo ocurre si cerramos el caudal para enjabonarnos y lo abrimos de nuevo al acabar, una práctica muy recomendable desde el punto de vista medio ambiental, ya que nos permite ahorrar un recurso tan preciado como el agua.
Existen en el mercado variedad de grifos termostáticos para ducha y baño cuyos precios van desde los 60 euros para plato de ducha hasta los 200 euros para bañera.
Además de elegir la temperatura del agua, los grifos termostáticos permiten elegir el tipo de chorro que más le apetezca, es decir, que según el filtro que elija podrá escoger entre las siguientes clases de chorro:
Spray. La salida de agua es en forma de lluvia.
Laminado. Concentra la salida de agua produciendo un efecto masaje, sin mezcla de aire. Es el más indicado, por ejemplo, para llenar la bañera.
Aireado. El agua se mezcla con aire, consiguiendo una sensación menos punzante. Es el más apropiado para lavarse las manos. La mayoría de lo modelos vienen con una boquilla de este tipo.
También, una gran parte de los grifos termostáticos disponen de una posición ECO que permite fijar el caudal para no sobrepasarlo y ahorrar agua, ya que en algunos casos, el agua que se pierde hasta conseguir la temperatura ideal puede ser hasta de 10,5 litros.
Los más manitas pueden comprar el grifo termostático e instalarlo ellos mismos. En Internet hay numerosas y exhaustivas explicaciones de cómo hacerlo, véase www.coloredhome.com/web1/termosta.html
Pero vamos a lo de siempre, no todos tenemos el tiempo y las ganas de perder el sábado haciendo chapuzas. Para ello existen profesionales que en media hora y a precio económico nos han sustituido el grifo tradicional por un termostático: www.fontanerosmadrid-e.com
Redescubrir el placer diario de la ducha con el máximo ahorro de agua. ¿Qué más se puede pedir...?
En la guía de empresas de Madrid: www.fontanerosmadrid-e.com
Por Patricia Fernández Grau.
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