La Plaza de España es un gran botellón donde los más jóvenes ahogan sus tensiones en alcohol.
Es tal el chorro de gente que sube y baja por la Gran Vía, que no hay más remedio que dejarse llevar, sin pararse, hasta la desembocadura de la Plaza de CALLAO.
En Callao, bajo un imponente árbol de navidad como testigo, numerosos niños, padres y curiosos se agolpan alrededor de la pista de patinaje. Cuesta un triunfo atravesar la Plaza para dirigirse a la Calle Preciados.
A medida que avanzamos por un Preciados coronado con grandes rosetones luminosos, apreciamos al fondo la gran aglomeración humana de la Puerta del Sol, diáfana, para albergar a tanta gente y adornada con un enorme árbol multicolor que nos observa desde el cielo.
Llegando a la Plaza Mayor ya se aprecia el olor a calamares, ¡la cantidad de bocatas que se comerá Madrid en una noche como ésta!
Bajando por la calle Toledo hacia “Las Cavas”, en la Calle Puerta Cerrada nº 7, se encuentra “El Madroño”, Taberna de sabrosas tapas en el corazón del Madrid más castizo. El local, decorado en azulejos con motivos madrileños, invita a la degustación de sus tapas a ritmo de chotis, regadas con gran variedad de vinos. Bajo la atenta mirada de un Baco triunfante del cuadro “Los Borrachos” de Velázquez, representado en sus azulejos, se puede saborear el rico licor del madroño servido en unos curiosos vasitos de barquillo y chocolate.
Las especialidades de su carta, como los huevos de mi corral de Zamora con jamón, la cecina con almendras, la ensalada de pimientos con ventresca, el queso cremoso, o el rabo de toro, hacen las delicias de los que se adentran en su concurrido local, a un precio razonable.
Las 12 de la noche y en la calle no se agota el río de gente.
En el Mercado de San Miguel siguen corriendo el vino, la cerveza y las tapas en un agradable ambiente para todas las edades.
No hay duda de que Madrid, el sábado, sale de marcha llueva o truene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario